Todos nos gestamos en un vientre en el cuerpo de una mujer. Todos venimos de la unión de las dos polaridades más grandes en la naturaleza humana. Somos el resultado de ese instante de no dualidad.
Todo lo que existe en el Universo tiene una contraparte que es necesaria para su existencia. Lo femenino y lo masculino son fuerzas interdependientes. Necesitamos de la otra parte para existir, literalmente. En nuestra individualidad somos ambas, todos somos energía femenina y todos somos energía masculina. Lo que cambia en su expresión más evidente es qué aparato reproductor tenemos, ese hecho nos distingue, nos determina y sí, de alguna forma, nos separa.
Yo creo que el término igualdad se distorsionó en el camino, cuando lo que buscaba señalar era la necesidad de espacios dignos por igual. Hoy me parece que es poco vigente hablar de igualdad si no va acompañado de las palabras inclusividad y diversidad. Si queremos un mundo armónico creo que, articulando un diálogo solo desde la igualdad, estamos ante una batalla perdida.
Yo me paro y me movilizo hoy ante la diversidad. Si queremos caber en proporciones iguales y con espacios dignos humanitarios en nuestras sociedades me parece urgente permitir el contraste, permitir la diferencia, articular la diferencia para dejar de homogeneizar las necesidades humanas. Sostener los esfuerzos para propiciar sociedades habitadas por seres que buscan vincularse desde apegos seguros, que permiten, apremian y aprenden de la diferencia. Es peligroso no permitir la diferencia. Querer aplanar la diferencia nos desarticula, nos debilita y nos descoloca de nuestra sabiduría.
Lo que me parece urgente es la necesidad de que lo sagrado sea sostenido entre ambos géneros en una forma universal, y eso es el respeto al cuerpo del otro y a los límites del otro, sin negociación alguna. Pararnos hombres y mujeres juntos ante lo indigno, lo violento y pelear por la dignidad humana.
La lucha que visibiliza la violencia de género debe ser sostenida por ambos géneros, esta no es una lucha en contra de los hombres, es un día en el que llamamos a nuestros hombres, a nuestras mujeres y a nuestra sociedad entera a mirar lo que duele, lo indigno y lo que prende el fuego para imaginar un mejor para todxs. Hay indigno en muchos frentes, hay dolor en nuestros hombres, hay dolor en nuestros niños y niñas, hay dolor como consecuencia de abusos de poder, hay dolor en nuestros migrantes, hay dolor en innumerables frentes.
El ocho de marzo es un día en el que pedimos que se mire el dolor histórico de las mujeres. Un día histórico en el que le pedimos a la sociedad entera que mire cómo se está cuidando de las mujeres y el espacio que tiene la energía femenina de todos en esta sociedad. También es un día en el que se celebran las luchas del pasado que han propiciado bienestar social, y se visibilizan los espacios sociales que sí saben honrar a sus mujeres en la vida.
En sociedades socialistas, no hay día de la madre, el día de la mujer es el día en el que se celebra a todas las mujeres por su rol social, integrado a su potencial a gestar vida y por su rol en el cuidar de la vida. El ocho de marzo es un día en el que hombres y mujeres rinden tributo a todos los vientres que fueron casa un día, sí se felicitan entre mujeres, y también los hombres son parte gozosa de este día junto con sus mujeres con flores, chocolates y ternura.
Sí es cierto, requerimos un día en el que miremos otros dolores. Días o semanas para mirar el abuso infantil y quienes son sus agresores principales, el día del perdón, el día de las enmiendas, el día del hombre, el día mundial de la concientización hacia el trauma y por qué no, el día de la ternura.
Ternura
- (f.) Revolución silenciosa
- (f.) Encontrar la cualidad suave interna
Los aniversarios son los días que nos permiten hacer congruencia ante el histórico y el presente, así es que bienvenidos los días que se requieran para mirar lo que se requiera, y respetemos los espacios que se han peleado históricamente para mirar y nombrar un dolor en particular. Respetemos los días en los que se celebran hitos históricos por los que sociedades enteras pelearon y acordaron finalmente algo para un mejor social.
Aprendamos a validar el dolor del otro y a escuchar el mensaje que se está mostrando en esos espacios. Atestigüemos y ayudemos a sanar los dolores de los otrxs. Todos los dolores caben, apropiémonos de los nuestros y aprendamos a sostener espacios en el que quepa el de los otrxs.
Texto escrito para el Día de la Mujer por Natalia López Mota. Mexicana, Química en Alimentos y productora de vinos en Cava Garambullo. Directora de Vinograd.
8 de Marzo 2025
